Dice el libro de Eclesiastés que todo tiene su momento oportuno: hay un tiempo para plantar, un tiempo para cosechar; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto. He encontrado, sin embargo, que la mayoría de nosotros queremos brincarnos algunos tiempos, los que no nos gustan. De esta manera, pretendemos vivir la vida, pero sin vivirla.
Es difícil entender para qué sirve vivir los momentos dolorosos de la vida y aceptar que cumplan su función en nosotros, por incomprensible que sea. Por eso buscamos anestesiarnos en las ocupaciones vacías y en sustancias adormecedoras: porque vivir duele mucho a veces. Pero cualquier intento por no vivir lo que la vida nos presenta, nos cobra un precio muy alto: nos paraliza en el dolor.
La vida me ha enseñado que para poder salir del pantano del sufrimiento, sólo hay un camino: vivir. ¿Qué significa esto? Cada cosa que vivimos tiene una emoción y una experiencia que le corresponde y hay que aceptarlas para que puedan pasar y nos dejen solamente el aprendizaje que contienen. No les voy a decir que esa enseñanza es un regalo, aunque lo es, porque cuando a mí me lo dijeron estuve a punto de regresar el regalo de una patada… Digo… no todos los regalos se aprecian en el momento, a veces tiene que pasar mucho tiempo y a veces se requiere de ayuda adicional. Se vale pedirla.
Hay algo que siempre funciona: encontrar la experiencia en el momento presente. En el centro vacío del momento presente, en el aquí y el ahora, no hay intención, historias ni miedo. Solo hay vivir en la aceptación del momento como es, con la emoción que traiga, porque ésta es cambiante y pasará. En el momento presente no hay agitación ni ansiedad. Eso es del ego y el ego no existe en este tiempo.
En ese centro, hay información que viene desde adentro y desde la situación. Claves para entenderla y para no repetirla, mensajes de luz que necesitamos recibir y el consuelo que anhelamos.
En el momento presente, yo soy lo que realmente soy. Sin juicios, sin hubieras, sin rollos, solo yo en cuerpo y alma. Y eso es suficiente para vivir y sobrevivir con calma todo lo que el vivir me traiga. Porque ese que yo soy, es el único que hace falta.
Lo que sea que esta semana te toque vivir, este es el tiempo para vivirlo, el único. Ten claro que, sea lo que sea, no estás solo. ¡Atrévete! ¡Sobrevive viviendo!
Wow!!!! ????Gracias
Gracias a ti!!
Que bonito escrito, gracias por darnos tu tiempo para escribirlo.
Gracias a ti! Aprecio mucho tu comentario 🙂
Ahi martha, imagine perfecto el escenario!! Te felicito por haberte caído y poder levantarte de esta manera!! Se vale????excelente reflexion